I Didn’t Want to Reopen…But This Week at KITI Changed Everything

No quería reabrir…pero esta semana en KITI lo cambió todo

Regresar en septiembre después de un largo descanso en Estados Unidos fue una mezcla de sentimientos. Aplacé el pedido de nuevos productos hasta el último minuto, y la idea de empaquetar los productos viejos, limpiar, construir nuevos accesorios y reorganizar puede resultar abrumadora. Sinceramente, disfruté del descanso —lo necesitaba—, pero retomar el trabajo siempre es un poco abrumador.

Entonces empezaron a llegar los envíos. Cada paquete que abría era como descubrir un poco de magia. Poco a poco, día a día, estante a estante, todo empezó a tomar forma. Los nuevos productos encontraron su lugar, los expositores empezaron a encajar a la perfección y la tienda poco a poco volvió a la vida.

Pero lo que realmente hizo que valiera la pena fue la cálida bienvenida que recibí de vecinos y clientes. Ver cómo se me iluminan los ojos al descubrir una pieza que me encanta, oír el "¡Qué monada!"; esos momentos me recuerdan por qué hago lo que hago. Los tesoros que selecciono no son solo productos; son pequeñas alegrías que la gente se lleva a casa, y esa conexión no tiene precio.

Cada vez que veo una sonrisa o un destello de emoción, recuerdo que el esfuerzo vale la pena. Es muy gratificante ayudar a alguien a encontrar un regalo o un detalle dulce que le alegre el día.

Si no te has pasado últimamente, ven a ver lo que he desempaquetado y organizado. Desde regalos únicos hasta decoración para el hogar única, siempre hay algo que alegra aquí en KITI, en pleno barrio de Conde Duque, Madrid.

Regresar al blog